PRINCIPIOS
DE LA LÓGICA DIALÉCTICA
Principio de razón suficiente
El principio de razón suficiente es
un principio filosófico según
el cual todo lo que ocurre tiene una razón suficiente
para ser así y no de otra manera, o en otras palabras, todo tiene una explicación suficiente.
Consecuencias del principio
Todos
los eventos que a primera vista parecen azarosos o contingentes,
en realidad tienen una explicación suficiente; lo que sucede es que no
disponemos de una capacidad de análisis total.
En último término todas las verdades son verdades de razón,
pues un análisis infinito conduciría a poder determinar su necesidad.
El racionalismo como método de análisis inaugurado
por Descartes y la exigencia de certeza de
su método, considera que la descomposición analítica en los elementos simples,
permite conocer el orden lógico que constituyen las sustancias complejas2 así
como las relaciones causales de unas sustancias con
las demás.3
Según
Descartes y los racionalistas la evidencia4 encuentra
su fundamento en el hecho de la demostración de la
existencia de un Dios como Ser Perfecto que no puede engañarse
ni engañarnos.5 Consecuentemente
la lógica aristotélica tradicional de la intuición de
las esencias por
parte del entendimiento como facultad del alma, es
interpretada ahora por la lógica racionalista de Port Royal como logica de atribución a
una noción que es
conocida como idea en la conciencia, no como intuición de
la realidad de la esencia como
había sido hasta ahora.
Por ello el predicado es
un atributo o modo del
sujeto como sustancia, cognoscible
mediante análisis, según conocimiento acabado de los elementos que le
constituyen como sustancia y las causas (relaciones con otras sustancias) que
lo hicieron posible y existente en
el mundo de
la experiencia. En otras palabras, todo es necesario en
su dependencia del Ser Necesario, Dios. pues en último término todas las verdades
serían para nosotros verdades de razón si
pudiéramos someter la realidad a
un completo análisis de
la noción de cada
una de las sustancias que
constituyen al mundo. Tal es el resultado del racionalismo llevado
a sus últimas consecuencias.
Las razones de tal análisis completo nunca serán
conocidas por nosotros por la limitación del entendimiento humano; por lo que
las verdades de hecho,
justificadas en razones verdaderas, son tales verdades aunque ocultan y no completan la serie
infinita de razones que hacen de lo posible lo existente.
Para
Dios tal infinito análisis está siempre presente por lo que para Dios todas las
verdades del mundo son verdades de razón.
El mecanicismo cartesiano
parecería estar apoyado en este principio, a condición del mantenimiento de un
dualismo radical: la sustancia pensante, res cogitans y la
sustancia extensa res extensa.
Pero Leibniz no
admite tal dualismo en su concepción metafísica. Considera el mecanicismo
injustificable por su condición de materia extensa y justifica la
sustancia con su concepto de mónada. Tal
concepto permite justificar el orden del mundo en una armonía
preestablecida por Dios y la Libertad del hombre en
una acción inmanente de las mónadas.
Para justificar el hecho de la libertad se ha hecho
famosa la frase que utilizó el propio Leibniz para explicar su principio y las
verdades de razón: César pasó el Rubicón.
Considerando que el hecho de pasar el Rubicón aparentemente no procede del
análisis de la noción de César. Puesto que César al ser un ser libre, pudo no
haber pasado el Rubicón, sin dejar de ser César.
Sin embargo como de hecho ha pasado el
Rubicón tiene que haber una razón suficiente para que
lo hiciera, y dicha razón no puede estar más que en la propia sustancia de
César. El César que no hubiera pasado el Rubicón ya no sería el mismo César,
sería otro César. Pues César se constituye como tal en sus predicados. Sólo un
análisis completo de todo lo que constituye la noción de
César10 explicaría la verdad necesaria,
y por tanto verdad de razón del
hecho: "César pasó el Rubicón".
Nuestros análisis abarcan
solamente unos cuantos elementos mundanos que nos dan razón y
explican una verdad de hecho, contingente,
que pudo no haber sido; pero para Dios, todo sucede conforme a una razón
suficiente contenida en la noción de cada mónada. El conjunto y finalidad de la
razón suficiente de la acción de todas las mónadas, en su conjunto como mundo real,
frente a todos los mundos posibles no
puede ser otra que: "Este es el mejor mundo de todos los posibles".
Así queda justificada la Perfección y Bondad de Dios.
Las formulaciones de Leibniz
El
principio tiene antecedentes todo a lo largo de la historia de la filosofía, pero generalmente se atribuye a Gottfried Leibniz, quien lo formula en diversas ocasiones a lo largo
de su obra:
...que jamás ocurre algo sin que haya una causa o
al menos una razón determinante, es decir, algo que pueda servir para dar razón
a priori de por qué algo existe y por qué existe de esta manera más bien que de
otra manera.
Teodicea, I, 44.
Nuestros razonamientos están fundados sobre dos
grandes principios: el de contradicción..., y el de la razón suficiente, en
virtud del cual consideramos que ningún hecho podría hallarse ser verdadero o
existente, ningún enunciado verdadero, sin que haya una razón suficiente por la
que ello sea así y no de otra manera, si bien estas razones las más de las
veces no nos puedan ser conocidas.
Monadología,
§31-32.
En
Gerhardt, V. 309 lo describe como "principium redendae rationis"
(principio por el que se ha de dar razón).
En
Monadología, §32: considera que este principio es uno de los que funda
cualquier razonamiento. "Consideramos que ningún hecho puede ser verdadero
sin que haya una razón suficiente para sea así y no de otro modo".
En Theoría motus abstracti (seccs. 23-24):
"Nada acontece sin razón"...de donde establece las condiciones de que
hay que evitar cambios inestables; entre contrarios elegir el término medio; y
poder agregar a cualquier término lo que nos plazca siempre y cuando no cause
perjuicio a ningún otro término; pues "este nobilísimo principio de razón
suficiente" es "el ápice de la racionalidad en el movimiento".
En Gerhardt, II, 181: Establece que no todo lo
posible existe. "Una vez admitido esto se sigue que algunos posibles
llegan a la existencia más bien que otros no por absoluta necesidad sino por
alguna otra razón (como el bien, el orden, la perfección)".
Carta
a des Bosses en 1711: "si no hubiera la mejor serie posible, Dios no
habría creado nada, pues no puede obrar sin una razón o preferir lo menos
perfecto a lo más perfecto".
"Otro principio apenas menos general en su
aplicación que el principio de contradicción, se aplica a la naturaleza de la
libertad. Se trata del principio de que nada acontece sin la posibilidad de que
una mente omnisciente pueda dar alguna razón del por qué acontece más bien que
no acontece. Además, me parece que este principio tiene para las cosas
contingentes el mismo uso que para las cosas necesarias".
Para
la tradición racionalista,
el principio de razón suficiente es el fundamento de toda verdad, dado que
nos permite establecer cuál es la condición (la razón) de la verdad de
una proposición. Todo lo que sucede tiene en sí una razón
suficiente. Un análisis completo haría patente dicha razón. En último término,
para Dios, todo es verdad de razón.
Argumentos de Leibniz
§ Hay algo más bien que nada porque hay una razón
suficiente: la superioridad del ser sobre el no-ser.
§ No hay vacío en la Naturaleza, porque entonces
habría que explicar por qué ciertas partes están ocupadas y otras no, y la
razón de ello no puede encontrarse en el vacío mismo.
§ La materia no puede reducirse a la extensión porque
no habría razón que explicara por qué una parte de la materia está en el
lugar x más bien que en el lugar y.
Interpretaciones del principio
Christian Wolff: Per rationem sufficientem
intelligimus id, unde intelligitur, cur aliquid sit. (Ontología §56) (Entendemos por razón suficiente
aquello por lo que se entiende por qué existe algo).
Esta interpretación de tipo ontológico ha sido
mantenida como derivación del principio de no contradicción. Y ha sido la
interpretación que ha prevalecido durante mucho tiempo en los racionalistas y
neo escolásticos del siglo XIX.
Schopenhauer en su obra Sobre la cuádruple raíz
del principio de razón suficiente (1813) señala cuatro formas de dicho
principio:
§ La razón según la cual todo lo que pasa en los
objetos físicos o materiales puede explicarse.
§ La razón según la cual toda propiedad relativa a
números o figuras geométricas es explicable en términos de otras propiedades.
§ La razón según la cual alguien hace lo que hace.
Tales
principios son la aplicación a cuatro necesidades:
necesidad física, lógica, matemática y moral.
Alexander Pfänder considera el sentido genuinamente lógico del
principio, según el cual éste descansa en la "conexión interna que la
verdad de un juicio tiene, por un lado, con el "juicio".16 Su
conocimiento a priori no limita la posibilidad de la acción de cada mónada en
su interior, porque en realidad la sucesión es un armonía preestablecida por
Dios que ha elegido el "mejor mundo de los posibles"; por otro lado
con la razón suficiente"", y es por lo tanto un principio aplicable
solamente al juico y a la condición de verdad, lo cual equivale, en el fondo, a
la posibilidad de ser verdadero.
Russell considera
que el principio de razón suficiente engloba dos principios:
§ Uno de carácter general que se aplica a todos los
mundos posibles.
§ Otro especial que se aplica únicamente al mundo
actual.
Ambos principios se refieren a existentes, posibles
o actuales, pero mientras el primero es una forma de la ley de causalidad
(final) el segundo consiste en la afirmación de que toda producción causal
actual está determinada por el deseo del bien.
El primero tiene un carácter metafísicamente
necesario (principio de los contingentes posibles) mientras el segundo es
contingente (principio de los contingentes actuales).
Heidegger considera este principio como una cuestión
central de la metafísica pues atañe a la cuestión del fundamento.
Considera que tiene dos aspectos:
§ negativo: nihil est sine ratione (nada existe sin
una razón)
§ afirmativo: omne ens habet rationem (todo ser tiene
razón)
Para
Heidegger la forma negativa es más fundamental, por cuanto no atañe a las cosas
de las que se afirma algo, sino al fundamento de las cosas, del cual fundamento
no se afirma nada. Para Heidegger el principio se interpreta erróneamente al
confundir "razón" con "fundamento". Por tanto el principio
declara nada hay sin razón, por tanto declara que el principio no carece de
razón, pero no da la razón del fundamento. La razón del principio no se halla
en el principio.
Para Heidegger el sentido de este pequeño principio
de razón (der kleine Satz von Frund) es el sentido originario del
"logos", como lo que "se hace ver", lo que se abre del ser
para hacerse "presente". De esta forma este pequeño principio se
convierte en el gran principio (grosse Grundsatz), cuando habla como
"palabra del Ser" (als Wort vom Sein), llamando a este Ser,
"Razón".
Teniendo
en cuenta todo lo anterior las varias maneras de entender el principio de razón
suficiente adquiere las siguientes formas de entenderse:
§ la ontológica
§ la lógica
§ la psicológica o gnoseológica
§ la metafísica
Ferrater Mora concluye que todos estos modos están
relacionados: puede considerarse ontológico, pero al mismo tiempo es lógico o
lógicamente formulable; pero a la vez es un principio que se impone a todo
pensar y, como tal todo pensar como pensamiento tiene su origen en el principio
de razón.
Además leyes como: La
ley de la unidad y lucha de contrarios, ley del paso de los cambios
cuantitativos a los cualitativos y la ley de la negación, fueron planteadas por
Engels y Marx en el siglo XIX dando inicio a la filosofía del Marxismo.
1) La
ley de la unidad y lucha de contrarios: La ley de la unidad y lucha de contrarios nos
afirma que la existencia de uno presupone la existencia del otro y en eso
radica su unidad.
Pero antes de hablar de la ley en sí, tenemos que aclarar
algunos términos como es el caso de contrarios.
Se llama contrarios los aspectos,
tendencias o fuerzas internas del objeto que se excluyen mutuamente y, al mismo
tiempo, se presuponen el uno al otro. La relación de indestructible
interdependencia de estos aspectos constituye la unidad de los contrarios.
Los contrarios no solamente se excluyen,
sino que se presuponen forzosamente. Coexisten en un mismo objeto o fenómeno y
son inconcebibles el uno sin el otro. Por ejemplo la unidad irrompible de los
polos opuestos del imán. Tan inseparables son la asimilación y la
desasimilación en el organismo vivo, el análisis y la síntesis en el proceso
del conocimiento.
El
equilibrio de los contrarios es relativo, pues si fuera eterno entonces no
existiría el desarrollo. La lucha constituye la fuente y la fuerza motriz del
desarrollo.
En síntesis la ley de la unidad y lucha de
contrarios nos afirma que todo fenómeno, objeto u hecho tiene su contrario y
que a su vez se encuentra constante pugna, y que esto a su vez es el motor del
desarrollo.
Ejemplo:
La
sociedad francesa feudal al interno de la misma, se generó su contradicción,
los burgos y villas que existían a extramuros de los castillos y que daban
sustento a la monarquía fueron precisamente quienes les dieron fin a la misma.
2)
La
ley del tránsito de los cambios cuantitativos a los cualitativos.
La
ley de tránsito de los cambios cuantitativos a cualitativos trata de cómo y de
que manera discurre el proceso de desarrollo. Para comprender la esencia de
ésta ley se debe poner en claro, ante todo, que es calidad y cantidad, En torno
de nosotros hay muchos objetos y fenómenos de lo más diversos, y todos ellos se
mueven y cambian sin cesar. Más, a pesar de ello, no los confundimos, los
distinguimos y determinamos. No los vemos como si estuvieran fundidos en una
masa gris y amorfa, sino que cada uno de ellos se distingue de los otros por
particularidades y propiedades inherentes a él solo.
La calidad es lo
que hace que un objeto sea precisamente lo que es y no otro, y lo distingue de
los demás objetos.
El cambio de la cantidad dentro de ciertos límites no conduce
al cambio del estado cualitativo del objeto. Pero en cuanto esos límites se
rebasan o la medida se “infringe”, los cambios cuantitativos, que antes
parecieran poco importantes, originan sin falta transformaciones radicales,
cualitativas. La cantidad pasará a calidad. Los cambios puramente cuantitativos
se truecan en diferencias cualitativas. El tránsito de los cambios
cuantitativos a cualitativos es una ley universal del desarrollo del mundo
material.
Ejemplo:
Si colocamos un recipiente con agua en la
cocina, este elemento sufrirá cambios cuantitativos, aumentará de temperatura
por cada minuto que pase, pero el agua mantendrá aún su calidad: estado
líquido. Pero cuando el agua llegue a los 100º centígrados ésta dará un salto
cualitativo de su estado inicial: líquido cambiará de calidad a un estado
gaseoso.
3) La ley de la negación de la
negación
La ley de la negación de la negación da a
conocer la dirección general, la tendencia, del desarrollo del mundo material.
Para comprender la esencia y alcance de esta ley de debe poner
en claro, ante todo, que es la negación dialéctica y que lugar ocupa en el
desarrollo.
En cualquier campo de la realidad material se opera
constantemente el proceso de muerte de lo viejo, caduco, y nacimiento de lo
nuevo, progresivo. La sustitución de lo viejo por lo nuevo, de lo que muere por
lo que nace, es precisamente el desarrollo; y el propio vencimiento de
lo viejo por lo nuevo, que surge a base de lo viejo, se llama negación.
La concepción dialéctica de la negación se
basa en que lo nuevo no destruye totalmente lo viejo, sino que conserva lo
mejor. Y no solo lo conserva sino que lo transforma y eleva un grado más alto.
En el mundo orgánico cada especie nueva de planta o
animal, surgida a base de la vieja, es al mismo tiempo su negación. Las
historia de la sociedad constituye también una cadena de negaciones de viejos
regímenes sociales por nuevos, la sociedad primitiva fue negada por la
esclavista, la esclavista fue negada por la feudal, el feudalismo por el
capitalismo. La negación es también inherente al desarrollo del conocimiento,
de las ciencias. Cada teoría nueva, más perfecta, vence a la vieja, menos
perfecta. La negación no es traída al objeto o fenómeno desde el exterior. Es
el resultado de su propio desarrollo interior.
muy bien lo expuesto por ferrater mora.
ResponderEliminarBuena respuesta
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