FILOSOFÍA
DE ORIENTE
Generalmente
se ha considerado que la filosofía aparece en Grecia, en el siglo VI a.C., pero
recientes estudios determinan que antes de esta cultura ya existían algunos
planteamientos de carácter filosófico que desarrollaron otras culturas como las
Orientales: India, Egipto, China, Persia y Babilonia.
Las
culturas orientales se caracterizaron por ser eminentemente religiosas y
míticas, es decir fueron un patrimonio de la casta sacerdotal cuyo único fin
era transmitir la pureza de esas concepciones. Eran tradicionales y moralistas.
Se quiere afirmar que el origen de la filosofía griega es pues oriente,
como se afirma sobre el origen de la geometría así como de la aritmética
Egipto, tal vez por el gran intercambio comercial que existía en esa época, de
igual manera se quiere afirmar que la filosofía proviene de esa zona, sin
embargo notamos, como hemos afirmado líneas arriba, La sabiduría oriental es esencialmente religiosa:
es patrimonio de una casta sacerdotal cuya única preocupación es la de
defenderla y transmitirla en toda su pureza. El único fundamento de la
sabiduría oriental es la tradición. La filosofía griega es, por el
contrario, investigación.
Nace de un acto fundamental de libertad frente a la tradición, las costumbres y
cualquier creencia aceptada como tal. Su fundamento consiste en que el hombre
no posee la sabiduría sino que debe buscarla: no es sofía sino filosofía,
amor a la sabiduría, indagación directa para rastrear la verdad más allá de
las costumbres, de las tradiciones y de las apariencias.
FILOSOFÍA GRIEGA
INICIOS
DE LA FILOSOFÍA GRIEGA: CARACTERÍSTICAS.
Los inicios de
la filosofía griega se encuentran en la propia Grecia: en los primeros indicios
de que la filosofía como tal (o sea como investigación) se empieza a manifestar
en las cosmologías míticas de los poetas, en las doctrinas de los misterios, en
las sentencias de los Siete Sabios y
sobre todo en la reflexión eticopolítica de los poetas.
El más antiguo
documento de cosmología mítica entre los griegos es la Teogonia de
Hesíodo en la que ciertamente confluyen antiguas tradiciones. El propio
Aristóteles (Met., 1, 4; 984 b, 29) dice que Hesíodo fue
probablemente el primero que buscó el principio de las cosas al decir: "lo
primero de todo fue el caos, después fue la tierra del amplio seno... y el amor
que resplandece entre los dioses inmortales" (Teog., 166 sigs.).
Después de Hesíodo, el primer poeta cuya cosmología se conoce es Ferécides de
Siro, contemporáneo de Anaximandro, probablemente nacido hacia el año 600-596
antes de J. C. Dice que antes de cualquier cosa y eternamente existían Zeus,
Cronos y Ctonos. Ctonos era la tierra, Cronos el tiempo, Zeus el cielo.
Pero el clima
en que pudo nacer y florecer la filosofía griega fue preparado por la poesía.
La reflexión moral de los poetas elaboró en Grecia aquellos conceptos
fundamentales que habían de servir a los filósofos para la interpretación del
mundo. El concepto de una ley que da unidad al mundo humano se encuentra por
primera vez en Homero. La Odisea está totalmente dominada por la fe en
una ley de justicia, de la cual los dioses son custodios y garantes, ley que
determina en los acontecimientos humanos un orden providencial, gracias al que
el justo triunfa y el injusto es castigado.
Finalmente,
Esquilo es el profeta religioso de esta ley universal de justicia, cuyo triunfo
trata de expresar su tragedia. Así, antes de que la filosofía descubriese y
justificase la unidad de la ley subyacente en la dispersa multiplicidad de los
fenómenos naturales, la poesía griega había descubierto y justificado la unidad
de la ley inmanente en los aparentemente desordenados y mudables
acontecimientos de la vida social humana. Como veremos, la especulación de los
primeros físicos no ha hecho más que buscar en el mundo de la naturaleza
aquella misma unidad normativa, que los poetas habían rastreado en el mundo de
los hombres.
Relación de los siete sabios
1. Cleóbulo
de Lindos: se le atribuye la máxima La
moderación es lo mejor. También se conoce su aforismo Aceptar
la injusticia no es una virtud, sino todo lo contrario.
2. Solón
de Atenas:
acuñó la máxima Nada
con exceso, todo con medida para
guiar el comportamiento práctico de los hombres. Otro aforismo atribuido a él
es No
tengas prisa en buscar nuevos amigos, pero una vez encontrados no tengas prisa
en deshacerte de ellos.
4. Bías
de Priene: La mayoría
de los hombres son malos, indica la máxima atribuida
a este político griego.
PERIODOS DE LA FILOSOFÍA
GRIEGA:
Tenemos
los siguientes:
1.
El período cosmológico, que comprende las escuelas presocráticas, con excepción de los sofistas,
está dominado por el problema de descubrir la unidad que garantiza el orden del
mundo y la posibilidad del conocimiento humano.
2.
El período antropológico, que comprende a los sofistas y a Sócrates, está dominado por el problema
de hallar la unidad del hombre en sí mismo y respecto a los demás hombres, como
fundamento y posibilidad de la formación del individuo y de la armonía de la
vida en sociedad.
3.
El período ontológico, que comprende a Platón y a Aristóteles, se ve dominado por el problema
de rastrear en la relación entre el hombre y el ser la condición y la
posibilidad del valor del hombre como tal y de la validez del ser como tal.
Este período, que es el de la plena madurez del pensamiento griego, replantea
en síntesis los problemas de los dos períodos precedentes.
4.
El período ético, que abarca al
estoicismo, al epicureísmo, al escepticismo y al eclecticismo, se centra en el
problema de la conducta humana y está caracterizado por la disminución de la
conciencia del valor teorético de la investigación.
5. El
período religioso, que comprende las escuelas neoplatónicas y sus afines, está dominado por
el problema de encontrar el camino de la reunión del hombre con Dios,
considerándolo como único camino de salvación. Estos períodos no representan
divisiones cronológicas rígidas: no sirven más que para dar un cuadro de
conjunto y recapitulación del nacimiento, desarrollo y decadencia de las
investigaciones filosóficas en la Grecia antigua.
En la Filosofía Inca, la casta sacerdotal era la impulsora de la cultura (ligada a la religión), sin embargo no era su exclusividad pues los pueblos podían tener sus propias ideas pero valoraban la sabiduría de sus chamanes.
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