Determinismo
El determinismo
es una doctrina filosófica que
afirma que todo acontecimiento, incluyendo el pensamiento humano y las
acciones, está causalmente determinado por la irrompible cadena
causa-consecuencia. No hay milagros ni ocurren sucesos al azar.
El determinismo
sostiene que nuestra vida está regida por circunstancias que escapan a nuestro
control de modo que nadie es responsable de lo que hace o deja de hacer. Desde
el punto de vista humano, el determinismo sostiene que no existe el libre
albedrío.
La controversia que suscita la cuestión
del determinismo, viene justificada por la complejidad de los elementos que
intervienen en ella, destacando entre ellos, el problema semántico y conceptual
de los vocablos que lo protagonizan tales como "libertad" "libre
albedrío" "voluntad" o "responsabilidad moral". La
sociedad se acomoda a menudo a los conceptos transmitidos tradicionalmente y de
forma consuetudinaria transformándolos en definiciones dogmáticas que, a falta
de requerimientos que los cuestionen, arraigan profundamente dificultando, en
consecuencia, la comprensión de problemas filosóficos en los que se requiere
El determinismo filosófico sostiene que
las acciones humanas están causalmente determinadas y son previsibles y
predecibles, aparente negación del libre albedrío; y decir que el hombre es
libre para decidir si actúa o no parece negar el determinismo. Es posible
formular ambas cosas sin contradicción: la voluntad humana es libre y el
determinismo físico es verdadero.
En general, la teoría que sostiene que
nada sucede al azar, sino que todo se debe a causas necesarias, de forma que, conociendo
las causas o la suma de condiciones necesarias de un suceso es posible prever
la existencia y las características del
efecto. Más específicamente, el determinismo universal, también llamado
determinismo causal, afirma que todo fenómeno del
universo ocurre según leyes causales; este determinismo puede llamarse también Principio de causalidad. El
determinismo filosófico sostiene, en particular, que también las acciones
humanas están Causalmente determinadas y son, por
tanto, previsibles y predictibles.
Existencialismo
El existencialismo
es un movimiento filosófico cuyo postulado fundamental es que son los seres
humanos, en forma individual, los que crean el significado y la esencia de sus
vidas.
La corriente, de
manera general, destaca el hecho de la libertad y la temporalidad del hombre,
de su existencia en el mundo más que de su supuesta esencia
profunda. Emergió como movimiento en el siglo XX, en el marco de la literatura y la filosofía, heredando algunos de los
argumentos de filósofos anteriores como Schopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche y Unamuno.
El existencialismo
generalmente defiende la no existencia de un poder trascendental que lo
determine; esto implica que el individuo es libre y, por ende, totalmente
responsable de sus actos. Esto incita en el ser humano la creación de una ética
de la responsabilidad individual, apartada de cualquier sistema de creencias
externo a él. Según el filósofo e historiador de la filosofía Nicola Abbagnano,
«Se entiende por existencialismo toda filosofía que se conciba y ejercite como
análisis de la existencia siempre que por "existencia" se entienda el
modo de ser del hombre en el mundo. La relación hombre-mundo es, pues, el único
tema de toda filosofía existencialista (...) Los antecedentes históricos más
cercanos del existencialismo son la fenomenología de Husserl y la filosofía de
Kierkegaard.» Abbagnano considera pensadores fundamentales de esta corriente a Heidegger, Jaspers y Sartre
Origen y desarrollo
Filósofo
danés Søren
Kierkegaard cuya influencia
fue primordial para el desarrollo del existencialismo
El existencialismo
nace como una reacción frente a las tradiciones filosóficas imperantes, tales
como el racionalismo o el empirismo, que buscan descubrir un orden legítimo de principios metafísicos
dentro de la estructura del mundo observable, en donde se pueda obtener el Significado universal de las
cosas. En los 1940s y 1950s, existencialistas franceses como Jean-Paul
Sartre, Albert
Camus, Simone de
Beauvoir y Daniel Lira realizaron escritos académicos y/o de ficción que popularizaron temas
existenciales del tipo de la Libertad, la Nada, el Absurdo, entre otros. Walter Kaufmann describió al existencialismo como "el
rechazo a pertenecer a cualquier escuela de pensamiento, el repudiar la
adecuación a cualquier cuerpo de creencias, y especialmente de sistemas, y una
marcada insatisfacción hacia la filosofía tradicional, que se marca de
superficial, académica y alejada de la vida".
Es la filosofía de la existencia,
el movimiento filosófico y humanístico europeo, identificado por la concepción
según la cual "la existencia precede a la esencia" (Jean-Paul
Sartre), y que se popularizó a partir de la crisis y crítica
social y moral, a raíz
de los estragos y dramas socio-filosóficos ocasionados por las grandes guerras
europeas del siglo XX, especialmente, la segunda guerra mundial.
Al existencialismo
se le ha atribuido un carácter vivencial, ligado a los dilemas, estragos,
contradicciones y estupidez humana. Esta corriente filosófica discute y propone
soluciones a los problemas más propiamente inherentes a la condición humana,
como el absurdo de vivir, la significancia e insignificancia del ser, el dilema
de la guerra, el eterno tema del tiempo, la libertad, ya sea física o
metafísica, la relación Dios-hombre, el ateísmo, la naturaleza del hombre, la
vida y la muerte. El existencialismo busca revelar lo que rodea al hombre,
haciendo una descripción minuciosa del medio material y abstracto en el que se
desenvuelve el individuo (existente), para que éste obtenga una comprensión
propia y pueda dar sentido o encontrar una justificación a su existencia.
Esta filosofía, a
pesar de los ataques provenientes con mayor intensidad de la religión
cristiana, busca una justificación para la existencia humana. El
existencialismo, de acuerdo a Jean-Paul Sartre, indica que no hay naturaleza
humana. El filósofo francés indica que la existencia precede a la esencia, lo
que en efecto es un ataque a la creencia religiosa, cuyo pensamiento inició con
Aristóteles y culminó en Sartre, quien indica que los seres humanos primero
existimos y luego adquirimos sustancia; es decir, sólo existimos y mientras
vivimos, vamos aprendiendo de los demás humanos que han inventado cosas
abstractas, desde Dios hasta la existencia de una naturaleza humana previa.
El parrafo
anterior es tendencioso, por cuanto grandes pensadores del existencialismo,
como Kierkegaard, Marcel, Unamuno y Buber están insertos en la religion
cristiana y concilian perfectamente la importancia de la existencia individual,
la libertad y las relaciones interpersonales con la existencia de Dios y la
gracia.
El existencialismo
encuentra su antecedente más significativo en el filósofo danés Søren Kierkegaard (1813-1855),
llamado el "padre del existencialismo", quien influyó en el
filósofo francés Sartre. Ya avanzado el siglo XX, esta corriente filosófica fue
desarrollada (nunca de manera sistemática, aunque su popularidad creció después
de los problemas morales y éticos que trajo consigo la segunda guerra mundial,
aparte del miedo provocado por la bomba atómica) -y terminó por encuadrarse
dentro del llamado irracionalismo filosófico- por
pensadores y novelistas de tanto renombre como los franceses Jean-Paul Sartre y
Gabriel
Marcel, el argelino Albert
Camus y el alemán Martin
Heidegger. Albert Camus,
existencialista, se dedicó a demostrar a través de sus ensayos y novelas el
absurdo del mundo.
El alemán
Heidegger rechazó que su pensamiento fuera catalogado como existencialista. El
equívoco provendría, según los estudiosos, de la lectura e interpretación del
primer gran tratado del filósofo, "Ser y tiempo". En verdad,
allí se plantea que el objetivo de la obra es la búsqueda del "sentido
del ser" -olvidado por la filosofía desde sus inicios-, ya desde los
primeros parágrafos, lo cual con propiedad no permitiría entender el trabajo
-como expresa el autor- como "existencialista"; pero Heidegger, luego
de esa especie de anuncio programático entiende que es previa a la buscada
ontología o dilucidación del ser, una "ontología fundamental" y al
consagrarse a ella con método fenomenológico, se dedica a un análisis
descriptivo pormenorizado y excluyente de la "existencia humana"
o "Dasein", con una hondura y una originalidad, inéditas en la
historia del pensamiento occidental, siguiendo el método fenomenológico de Edmund
Husserl. Con
posterioridad, el resto de su obra, que seguirá al primer tratado mencionado,
publicado en 1927, se ocupará de otros asuntos en los que ya no se transparenta
la temática "existencial". Esta aparente ruptura con el hilo
conductor de su pensar primero, será un hiato en su discurso que el filósofo no
aceptará nunca como tal... Pero muchos críticos la denominarán: "el
segundo Heidegger".
La característica
principal del existencialismo es la atención que presta a la existencia
concreta, individual y única del hombre, por lo tanto, en el rechazo de la mera
especulación abstracta y universal.
El tema central de
su reflexión es precisamente la existencia del ser humano, en términos
de estar fuera ( a saber, en el mundo), de vivencia, y en especial de pathos o temple de ánimo. En expresión de Heidegger: «el-ser-en-el-mundo».
Heidegger, en efecto, se
caracteriza, según algunos, por su firme pesimismo: considera al ser humano como yecto (arrojado) en el mundo; el Dasein
se encuentra arrojado a una existencia que le ha sido impuesta, abandonado a la
angustia que le revela su mundanidad, el hecho de que puede ser en el mundo y
que por consiguiente, ha de morir. Sartre, siguiendo a Heidegger, también dista
de caracterizarse por un estilo y discurso optimistas; plantea, al igual que
Heidegger, al ser humano no tan sólo como yecto, sino como pro-yecto:
un proyecto en situación. No obstante, estas posturas no tienen que
comprenderse necesariamente como pesimistas; para Sartre la angustia de un alma
consciente de encontrarse condenada a ser libre, significa tener en cada
instante de la vida, la absoluta responsabilidad de renovarse; y de este punto
parte Gabriel
Marcel para sustentar
una perspectiva optimista, que le lleva a superar cualquier oposición entre el
hombre y Dios, en contradicción con la concepción atea de Sartre.
"El
existencialismo ateo que yo represento (...) declara que, si Dios no existe,
hay por lo menos un ser en el que la
existencia precede a la esencia, un ser que
existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre o, como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué
significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre
empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define.
El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es
porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya
hecho. Así pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. El hombre
es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere,
y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este
impulso hacia la existencia. El hombre no es otra cosa que lo que él se hace.
Éste es el primer principio del existencialismo. Es también lo que se llama la
subjetividad, que se nos echa en cara bajo ese nombre. Pero ¿qué queremos decir
con esto, sino que el hombre tiene una dignidad mayor que la piedra o la mesa?
Pues queremos decir que el hombre empieza por existir, es decir, que empieza
por ser algo que se lanza hacia un porvenir, y que es consciente de proyectarse
hacia el porvenir. El hombre es ante todo un proyecto, que se vive subjetivamente, en lugar de ser un musgo, una podredumbre o una coliflor; nada existe previamente a este proyecto; nada hay en el
cielo inteligible, y el hombre será, ante todo, lo que habrá proyectado ser. No
lo que querrá ser. Pues lo que entendemos ordinariamente por querer es una
decisión consciente, que para la
mayoría de nosotros es posterior a lo que el hombre ha hecho de sí mismo. Yo
puedo querer adherirme a un partido, escribir un libro, casarme; todo esto no
es más que la manifestación de una elección más original, más espontánea de lo
que se llama voluntad. Pero si
verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de
lo que es; yo opino que es real el motivo o causa del ser."
José
Ortega y Gasset, influenciado como Heidegger, por Husserl, resumió su filosofía en la tesis Yo soy yo y mi
circunstancia; consideró que vida es la realidad radical, la relación entre
el Yo y las circunstancias, el ámbito en el que se hace presente todo, es el
experimentar la realidad, un conjunto de vivencias, en las que cada uno
se relaciona con el mundo; la intuición es la vivencia en la que está presente
la evidencia y es sobre las evidencias que descansa nuestro conocimiento.
"La vida es una actividad que se ejecuta hacia adelante, y el presente o
el pasado se descubren después, en relación con ese futuro. La vida es
futurición, es lo que aún no es”.
poco útil y con faltas de ortografía
ResponderEliminarbruh
EliminarEl párrafo siguiente está plagiado. Lo escribí yo:
ResponderEliminar"La controversia que suscita la cuestión del determinismo, viene justificada por la complejidad de los elementos que intervienen en ella, destacando entre ellos, el problema semántico y conceptual de los vocablos que lo protagonizan tales como "libertad" "libre albedrío" "voluntad" o "responsabilidad moral". La sociedad se acomoda a menudo a los conceptos transmitidos tradicionalmente y de forma consuetudinaria transformándolos en definiciones dogmáticas que, a falta de requerimientos que los cuestionen, arraigan profundamente dificultando, en consecuencia, la comprensión de problemas filosóficos en los que se requiere..."
Como mínimo, deberían decir de dónde se ha copiado.